arrojo y locura.
Sin tu demencia insomne
y tus brazos lejanos...
Sin tu maullido plañidero
de cada nuevo Sol.
Lynch sigue
su paso
igual que mi vida;
nuestro plan
de una mañana
de alfombras
sin muebles
está muerto,
se fue contigo
y ambos
se marcharon
sin despedirse...
¿Acaso firmamos
un pacto
sin retorno?
De ser así
renuncio a
la parte de ausencia
de ti que me toca:
te conservo
intacto y eterno,
tan fresco
como tus palabras,
tan melancólico
y eterno:
imborrable
como la Muerte
de un Lost Highway,
como un adiós imposible,
como el "siemprevivo"
que aguardo en la memoria...
Con un sabor
bluevelvetiano
en el alma
cuando
se atreve a pronunciar
tu nombre.
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