El más apetecible:
el de mirada, piel,
palabras y alma
dispuestos a la cita
no pactada
que siempre
llega...
Favorito único mío,
que regresas
de muslos lejanos
a cercanías eternas
con el pecho intacto,
abierto todo
como ramillete,
repleto de caricias
y versos...
Favorito mío,
que pueblas
mis memorias
más lejanas;
que desdibujas
el tiempo sin ti.
Mi favorito:
guerrero de
sal, sangre y coraje;
dador de
la paz y la guerra.
Soy
en esta superficie
inquebrantable
la muralla
del favorito,
inconquistable;
mis poros
las paredes
que sólo
esperan
tu llegada...
En la promesa
silente
-vos lo sabés-,
ajenos a
tierras lejanas
que acaso
apenas habitemos,
sólo a ti
pertenezco.
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