miércoles, 15 de diciembre de 2010

Para exorcizar

los demonios
que me susurran
en sueños
tu dolor
he intentado todo.
Los aguardo
con crucifijos detrás
de la puerta,
les rezo todas las noches;
hice una pira de recuerdos
y gemidos;
desmembré pasos
compartidos;
eché a volar
tus mejores sonrisas;
callé
al recuerdo;
maté de hambre
a los sollozos;
me armé de calma
a gotas de pasiflora
y toronjil;
para
buscar perderte
repartí
cada cosa
que me diste;
alejé nostalgias
con presentes;
vestí
el deseo con
otras pieles;
arropé
las noches
de miradas
deseantes
y ternura
...

Es inútil:
hoy también
vendrán
a cobrarme
el pagaré que te hice
cuando,
sin querer,
te endosé mi alma.