martes, 15 de febrero de 2011

Vagar

Más allá
de ti
y de mí,
de quienes pretendemos ser,
del río de acero que fuimos...

Del agua seca
en que una noche
nos extinguimos
para no poder ser
más
algo:
una ola,
una hoja seca,
una tarde
en el puerto;
un perico en mi hombro,
tu sombra arropándome,
tu tristeza infinita
cubriéndome de elixir
la cabeza...
Fuimos.

Ahora vives
en el recuerdo
y habitas sólo en la memoria...
Sólo allí
oirás
una vez
más:
te extraño; es grandioso
saberte débil,
indefenso,
acurrucado entre mi abrazo;
abrir los ojos
y verte allí
frente a la mesa,
conmovido
con la pasta nuestra de cada día,
con el olvido más fresco que de costumbre,
y el refri lleno de comida
que no volveré a guisar...
no para ti,
no en esta vida.

Me carcomes;
eres la polilla
insaciable de mis entrañas...
el hueco
enchito de lágrimas
que no dejan de buscar brazos
para secarse,
que no hayan pieles impermeables
a ti.
desde cuando el olvido
es una carrera inaccesible
a mis pasos,
hasta cuando
habré de cargarte,
de olerte,
recrearte,
padecerte,
de odiarme tanto,
de amarrarme los pies
y las teclas para
no buscarte.

Desde el fondo
o desde la boquilla
de la botella
en que habito,
no dejo de recordarte,
invocarte,
recrearte,
imaginarte sin mí,
añorar tanto
espacio absurdo sin ti...
Odio
tanto jodido absurdo
de recrearte.

sábado, 5 de febrero de 2011

Mordiendo

trozos de vidrio,
agitando banderas
en señal
de paz,
te diluyes
como
tu esencia...
Te marchitas
y no lo adviertes.
Decadente,
sueñas con
ser codiciado

y pueril.

¿Olvidas

que sólo

Dorian lo logró?