jueves, 2 de febrero de 2012

Pretender

lo inalcanzable,
el papel martirizado
de la promesa marchita
es la tragedia caduca
de la verdad
a ciegas,
tentada con certeza
hace tantos ayeres.

Las promesas
se despiden,
los amigos
se niegan,
los lazos
con que nos sonreíamos
rompieron su nudo gordiano...
La paz se escapó entre los dedos,
la paciencia estalló
en trozos de papel,
¿Y el amor?
Parece que
nunca lo vimos por aquí:
sólo acudió el impostor
en busca
de saciar
su poca fe,
evaporando
cariños ajenos.