jueves, 12 de septiembre de 2013

Floridas lápidas

anuncian tu rostro,
sembradío de la pena inconclusa,
del ocio infinito,
de la lápida informe
que es mi rostro
cuando le siembro
nuevas memorias.

Algunas veces más
intento resucitarte,
reconstruirte tan perfecto,
tan indomable
y traumatizado
como te adoré.

Me convierto,
una vez más,
en la portada sepia
con letras de moda
y encajes de colores,
la perfecta modelo
de una revista de cocina,
inventándome recetas
para odiarte un poco
al menos.

Pero sigues vivo,
eres la misma incandescencia
pero con el lujo
de la nostalgia
que acrecenta lo inefable.
Y yo, un poco más cada vez,
más muerta, agonizante de mí y de ti.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Apología de quien se fue sin despedirse


¿Cómo no perdonarte?
Si la prisa te aquejaba
tanto como esta tierra,
que tantos años intentaste transitar.

¿Cómo enterrar tu suéter rojo
sin avisarte? 
Cuando ya la tierra 
te cubre labios y ojos,
sin que pueda decirte:
te perdono.

Perdóname tú,
ángel en llamas,
por ese silencio
que para siempre jamás
devorará mis entrañas; 
por la palabra dulce,
redentora, 
que no alcancé a pronunciarte
a los labios;
por los vástagos 
que jamás quise darte;
por el deseo extinto
ante tus debilidades;
por la escucha endeble,
los nervios caídos.
Perdóname sobre todo
por el puto trauma maltrecho,
estrujante,
por la cicatriz
del monstruo
que desfiguró 
tu rostro 
como el de todos los hombres.

Perdóname
por no tirar la última piedra
sobre lo que quedó de tu regazo,
por la promesa líquida
detrás del teclado;
por diluirme sin esfumarme 
de una vez por todas;
por no salir a tiempo 
de tu vida
y perderme tu muerte.

lunes, 12 de marzo de 2012

Ignoro

en qué pretendido último olvido
erramos el camino
donde solíamos hallarnos...

Cuándo se volvió real
la consigna de desterrarnos
para siempre jamás
de ser huella inagotable,
fuente redentora.

Cuál fue el rito certero
para ahuyentar
la certeza
del sueño lejano
-y también
el único verdadero-.

Qué melodía desvelada
dejó de ser juego
enmudeciendo
venas y memorias
y ahora es himno
inmanente,
conjuro mordaz
que nos aleja
del latido sincrónico,
la risa noble,
el andar quedito...

Qué damisela cayó
de tus manos
quebrándose
sin retorno posible;
cuántas travesías deformaron
tu rostro desdibujándolo.

En cuál madrugada
el mezcal
cerró las heridas
y apagó el dolor
de la distancia.

Cómo nos convertimos
en extraños
amigos con vocación de amarse.

Qué pupilas
nos convierten en algo más
que dos mamíferos agradecidos:
sabios, prestos,
complacientes
para lamerse las heridas
e inertes para amar
en acción.

En guardianes
remotos
del bienestar
-por supuesto, ajeno-
del otrora amado

¿Notas amordelavida
que del grito alborotado,
de la epopeya volcánica
y el delito frecuente,
de la lucha encarnada
que fuimos
sólo susurros
nos quedan?


II

Pequeñitas
como eran,
me abrazaba
a las perlas
de nuestras memorias.

Insurrectas,
las realidades,
aniquilaron
cuanto de ellas
quedaba...

Aun
viéndolas ya perdidas
les recordaba:
no hay adiós posible
sólo reencuentro cercano;
seamos Penélopes,
hay puertos suficientes
para dejarnos hallar
(y ellas, presas
de la promesa sirénica,
me siguieron
por doquier).

Sólo ahora,
que vamos
a la deriva
de los caprichos
de la rosa de los vientos,
cada despedida
es nuestro más
cercano hastasiempre,
ojalá no volvamos
a vernos...

III

Ahora los labios
están vacíos
de pieles silenciosas,
regocijantes,
y repletos
de desamparos pactados
con disfraz
de obligación...

No hay tinta capaz
de rescribir en esta historia
algo más que un epílogo
desenfadado y tierno.

Es hora
de guardar
en cajitas de cristal
-cual vestigios
dignos de museo-
los mejores momentos;
"de recoger el changarro"
-vos lo dijiste-,
y emigrar
desde cero;
de tomar en serio
el más puro olvido;
de ser toda río
hasta desecar
la última neurona
capaz de emularte.

Y si algún
encarnado deseo
se aferra con uñas y dientes
mentirle con alevosía:
guiarlo a tientas,
con la luz apagada,
hasta convencerlo
de que pronto volverás
con esferas, letras y magia.

Luego la huída
de quien fui en ti,
con el objetivo superior
de llegar al mismo camino
donde te encuentras:
olvidarte.

















jueves, 2 de febrero de 2012

Pretender

lo inalcanzable,
el papel martirizado
de la promesa marchita
es la tragedia caduca
de la verdad
a ciegas,
tentada con certeza
hace tantos ayeres.

Las promesas
se despiden,
los amigos
se niegan,
los lazos
con que nos sonreíamos
rompieron su nudo gordiano...
La paz se escapó entre los dedos,
la paciencia estalló
en trozos de papel,
¿Y el amor?
Parece que
nunca lo vimos por aquí:
sólo acudió el impostor
en busca
de saciar
su poca fe,
evaporando
cariños ajenos.

jueves, 5 de enero de 2012

Aprisa el tiempo

lentos los pasos,
destartaladas las dudas,
incipiente el recuerdo...

Amanece y
soy apenas
un hilo de luz,
el espacio hundido
en una huella de cama.

Aún
existo,
respiro
y calzo,
pero me desvanezco,
me diluyo
sobre la mesa
como sello
de una taza de café
sepultado bajo
las razones del aliño.

Me pregunto
si son mis pulmones
los que se inflan
detrás de las palabras,
si anido en este refugio
de cobijas y recelo
o si soy la copia amarillenta
oculta tras garras
del sepulturero.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Amanece

sin tu palabra:
arrojo y locura.
Sin tu demencia insomne
y tus brazos lejanos...
Sin tu maullido plañidero
de cada nuevo Sol.

Lynch sigue
su paso
igual que mi vida;
nuestro plan
de una mañana
de alfombras
sin muebles
está muerto,
se fue contigo
y ambos
se marcharon
sin despedirse...

¿Acaso firmamos
un pacto
sin retorno?

De ser así
renuncio a
la parte de ausencia
de ti que me toca:
te conservo
intacto y eterno,
tan fresco
como tus palabras,
tan melancólico
y eterno:
imborrable
como la Muerte
de un Lost Highway,
como un adiós imposible,
como el "siemprevivo"
que aguardo en la memoria...

Con un sabor
bluevelvetiano
en el alma
cuando
se atreve a pronunciar
tu nombre.


martes, 18 de octubre de 2011

Si al invocarte

resucitaras
del sueño añejo,
te rezaría cada noche;
te reinventaría más sublime:
casi tan perfecto
como te creé.

Pero
no hay rezo
tan maligno
y amoroso
que iguale
tu decadente
puritanismo...