f
r
á g
i
l,
agallas de viento...
Coraza de fierro
que cubre
un armazón de cristal.
Las
manos
estranguladas
ya no saben
quebrarse más;
tampoco recuerdan
cómo palpar.
Labios
vacíos de
tanto secarse
en silencios.
Ojos
estallados
en agua...
Y sin embargo,
la piel
aún disimula
la hecatombe
que resguarda
a poro y sal.
Debajo
sólo papel
periódico
y engrudo
con forma
de alma humana.
jueves, 27 de enero de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
De noche
p-.a-.l-.p-.i-.t-.a-.n
las alas rotas,
derrocan el sopor,
toman consciencia
y se alzan
-una vez más-
para inmolarse:
sobrevuelan
con
hambre de mártires,
buscando
saciar el coraje ajeno
a punta
de insultos nuevos;
audicionan
en pieles
dulces
y ojos deseantes
(carnada perfecta)
de exquisitos
hombres-rapiña...
No hay derrotero
para ese frenesí
mordaz:
la búsqueda
cesará
cuando
la palabra
agriete
la calma
y
suicide -un poco más-
las
escasas
plumas
de
la razón...
las alas rotas,
derrocan el sopor,
toman consciencia
y se alzan
-una vez más-
para inmolarse:
sobrevuelan
con
hambre de mártires,
buscando
saciar el coraje ajeno
a punta
de insultos nuevos;
audicionan
en pieles
dulces
y ojos deseantes
(carnada perfecta)
de exquisitos
hombres-rapiña...
No hay derrotero
para ese frenesí
mordaz:
la búsqueda
cesará
cuando
la palabra
agriete
la calma
y
suicide -un poco más-
las
escasas
plumas
de
la razón...
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