jueves, 5 de enero de 2012

Aprisa el tiempo

lentos los pasos,
destartaladas las dudas,
incipiente el recuerdo...

Amanece y
soy apenas
un hilo de luz,
el espacio hundido
en una huella de cama.

Aún
existo,
respiro
y calzo,
pero me desvanezco,
me diluyo
sobre la mesa
como sello
de una taza de café
sepultado bajo
las razones del aliño.

Me pregunto
si son mis pulmones
los que se inflan
detrás de las palabras,
si anido en este refugio
de cobijas y recelo
o si soy la copia amarillenta
oculta tras garras
del sepulturero.


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