martes, 28 de septiembre de 2010

Gitana huella

dejé.

También dejé
vacías las maletas.
No me hacía falta
más ropaje
para emprender
camino
que
tu lengua mordaz
golpeándome
el último mendrugo
de afecto.

Te declaro
absoluto vencedor
y amo de casta.

Ahora
podrás arroparte
en un piso desierto
y ahorrar dinero
como nunca:
comprobarás
que
de
mantenidos
está llena
la tierra de tus sueños...
Y de pesos vacíos
la loza
de este destierro.

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